El granito, el gran protagonista de la historia del pueblo de Gerena, es la roca eruptiva (no sedimentaria) más extendida en España por todas sus cordilleras: llega a ocupar hasta el 98% de las manchas eruptivas reconocidas en nuestro suelo.
Como sabemos es una roca compacta y dura (el granito de Gerena tiene fama de ser uno de los más duros y cristalinos que se han trabajado en el país). Está compuesto en su textura granuda de cuarzo, feldespato alcalino y mica biotita con piroxeno, con o sin feldespato calcosódico. Los diversos colores que presenta se deben al tinte y proporción de sus componentes.
Estos yacimientos de granito, explotados durante todo el siglo pasado en gran escala, lo fueron ya desde muy antiguo. Las columnas de la alameda de Hércules de Sevilla y las del templo romano de la calle mármoles, fueron sacadas de las canteras de Gerena, probablemente de tajos hoy desaparecidos. Las ruinas de Itálica, el teatro romano de Santiponce y otros yacimientos arqueológicos de la comarca circundante dan abundantes testimonios de la presencia de esta piedra, destinada bien a la pavimentación de las antiguas calzadas y edificios públicos, bien a la sillería mural o la más noble presencia ornamental en la construcción de villas de recreo y ciudades romanas.
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