El objetivo del nombre científico es el de poseer un único nombre que deba ser utilizado en todo el mundo, en cualquier lengua, para referirse a una especie. De esta forma, se evitan las ambigüedades de los nombres vulgares.
Se utiliza una nomenclatura binomial, es decir, estos nombres están compuestos por dos palabras. la primera es el nombre genérico y la segunda, el epíteto o nombre específico.También suele aparecer seguido de una o más autoridades, o sea, la o las personas que primero describieron la especie.
Yo suelo buscar el significado de este nombre en el diccionario de latín, y compruebo en muchas ocasiones, como éste hace referencia a determinada característica de la especie a la que representa. De esta forma me resulta más fácil memorizarlo.
He aquí un ejemplo de esta regla nemotécnica: (Silene colorata). El nombre genérico deriva del griego sileno, que era un personaje mitológico con barriga prominente, y se debe a que los cálices de algunas plantas de este género están inflamadas asemejándose a la panza de aquel ser mitológico. El apellido o epíteto específico (colorata), alude al color rojizo de sus pétalos.
Gracias a este truco, cuando vuelva a ver una colleja colorada, me acordaré del tío de la panza gorda que se llamaba sileno y me vendrá a la memoria el nombre de (Silene colorata).
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