Era habitual hace unos años capturar las aves insectívoras que pasan el invierno con nosotros, valiéndose para ello de unas trampas llamadas costillas. Estas costillas se armaban con dos cebos diferentes; unas veces se colocaba una hormiga alada, alua, y en otras ocasiones se le ponía un huérfano. El huérfano es un gusano que se cría en los tallos secos de los cardos, el cual ha sido siempre para mi un enigma.
Cuando en alguna ocasión los recolecté con amigos que ponían trampas, siempre me preguntaba en que insecto acabaría convertida esta larva después de sufrir su periodo de transformación. ¿Será una mosca, será una mariposa?. Hasta hace poco no he encontrado la respuesta.
Para resolver mi duda decidí colocar un huérfano con su caña de cardo y todo en una caja forrada con malla fina. Eso lo hice en mayo, a los dos meses partí la caña en dos y encontré una pupa o crisálida, y pasado otros dos meses más se resolvió el enigma. Apareció un bonito escarabajo de la familia de los longicornios (Cerambycidae).
Nota: si todo sale bien dentro de unos meses sabré en que acaba la metamorfosis de los gusanos que viven dentro de las aceitunas, y de los que están en las bellotas. Os mantendré informados.